Con la lencería mojada pegada a mi cuerpo y las burbujas del jacuzzi acariciando mi piel, me rendí al deseo. Daniel, con su cuerpo firme y su grandeza entre las piernas, no esperó… me tomó con , profundo, haciéndome sentir completamente suya desde el primer segundo.
Me penetró de pie, haciéndome gemir sin control, hasta que me giró y me tomó de espaldas, abriéndome como él quiso mientras sus movimientos me hacían perder el aliento. Cada embestida me llenaba más, y mi cuerpo solo suplicaba por más. Él sabía lo que tenía… y lo usaba sin piedad.
Pero lo más caliente fue ver a mi novio grabándolo todo, excitado, sin poder apartar la mirada. No resistió. Se acercó, y mientras era poseída, me llenó la boca de su deseo. Yo lo recibí con hambre, sin detenerme, hasta que su final estalló sobre mí… Daniel seguía adentro, marcando su territorio.
El clímax fue explosivo: Daniel se quitó la protección y me bañó por completo la espalda, dejando caer toda su carga caliente entre mis nalgas m