Bernarda es una testiguillo de Jeobá que se refugia en su religión para hacer realidad sus fantasías sexuales, y entre ellas está la de chupárselas a desconocidos picando por las casas en nombre de su creador, algo totalmente falso, ya que la única realidad es hartarse de rabo por ser una ninfómana descontrolada. Al final encuentra uno, pero enorme.