Dicen que cuando uno llega tarde debe compensarlo, y en esta historia esa regla se cumple de la forma más apasionada. Lo que parecía un simple retraso en la cita, se convierte en la excusa perfecta para entregar momentos llenos de deseo, ternura y un toque de picardía.
Ambos adultos, con plena complicidad y consentimiento, transforman la espera en una experiencia inolvidable. La mezcla de disculpas, caricias y conexión auténtica enciende la chispa de algo más profundo, donde el tiempo deja de importar y solo cuenta el placer compartido.